2T – 2022
Todas las dinámicas económicas atisbadas en los tres primeros meses del año se han confirmado y acelerado en este segundo trimestre. Y el principal causante de esta situación sigue siendo el alto nivel de inflación. Los principales bancos centrales (con la notable excepción del Banco de Japón), liderados por la Reserva Federal norteamericana, han pasado de la dureza verbal a los hechos. La mejor prueba está en la propia Fed, en el primer trimestre subió tímidamente el tipo de intervención del 0,25% al 0,50% mientras que en el segundo lo ha subido del 0,50% al 1,75%. El mercado descuenta más subidas fuertes y rápidas hasta principios del año que viene.
La receta ha funcionado bastante bien en el pasado. Con el lógico retraso temporal en la transmisión de la política monetaria a la economía real, las subidas de tipos han conseguido históricamente rebajar sustancialmente los niveles de inflación. Pero el efecto secundario observado casi siempre en el pasado ha sido una fuerte desaceleración del crecimiento económico, que ha desembocado muchas veces en recesión.
El reflejo en el mercado sigue siendo, como en el primer trimestre, tipos más altos en todas las curvas, diferenciales de crédito más altos, bolsas cayendo y petróleo y dólar subiendo. El resultado acumulado en las carteras en la primera mitad de este año es negativo ya que los dos principales elementos de cualquier cartera, la renta fija y la renta variable, están claramente en pérdidas.
La parte positiva de la situación actual es que, por el lado de la renta fija, por primera vez desde hace bastantes años tenemos tipos positivos aunque bajos en los bonos en Euros y, por el lado de la renta variable, los multiplicadores, que fueron muy exigentes durante todo 2021, se han reducido bastante de forma que las bolsas ya no están caras.
La visibilidad es baja y la volatilidad va a permanecer alta. La gran pregunta es si la economía va a entrar o no en recesión y, en caso de que lo hiciera, cómo sería esa recesión y cómo afectaría a los beneficios empresariales. Todo ello sin dejar de vigilar la inflación, que todavía no ha dado ningún signo de desfallecimiento.
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