4T – 2021
Cerramos este magnífico año para la renta variable con subidas en los mercados desarrollados y ligeras caídas en las bolsas emergentes, siguiendo la tónica de prácticamente todo 2021.
En lo pandémico, el trimestre estuvo marcado por el descubrimiento de la variante ómicron que, inicialmente, generó mucha incertidumbre pero cuando se fue comprobando que sus consecuencias eran mucho menos graves que las de variantes anteriores, se descartó volver a medidas drásticas que volvieran a parar las economías, dando oxígeno en general a los mercados.
En la parte macroeconómica seguimos viendo un crecimiento global muy robusto aunque desacelerándose ligeramente mientras que la presión por el lado de la inflación se incrementa. Por primera vez los principales bancos centrales, especialmente la Reserva Federal, han endurecido ligeramente sus previsiones de política monetaria para hacer frente a estas presiones inflacionistas derivadas en gran medida de la subida de los precios energéticos y de los cuellos de botella en las cadenas de aprovisionamiento.
A pesar de lo anterior, durante el trimestre apenas se movieron los tipos de interés a largo plazo de los bonos de referencia emitidos por los gobiernos estadounidense y alemán, que terminan el año en niveles ligeramente superiores a los de inicio.
Con bolsas en altos, tipos de interés en los que probablemente hayamos visto ya los mínimos, crecimiento fuerte pero desacelerándose e inflación alta y acelerándose, 2022 promete ser mucho más volátil que 2021. Esto, en todo caso, no significa necesariamente que vaya a ser negativo para los activos de riesgo pero sí exigirá más flexibilidad a la hora de afrontar las inversiones.
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